Gracias por todo y hasta siempre, Seve

Cuando termina la Feria de Sevilla y me dispongo a escribir sobre golf para el blog nos golpea a todos la noticia de su muerte. Severiano no ha podido ganar este Open. Este malévolo campo, con las callecitas tan estrechas y el rough tan alto se lo ha llevado por delante. No ha encontrado tiro detrás de tantos árboles y desde una hierba tan espesa. Lo ha intentado todo, ha estudiado el tiro, ha buscado el hueco, incluso ha hecho algún swing de prácticas de rodillas y hasta a zurdas. Ha hecho lo de siempre: ha apretado la mirada, ha asustado a su oponente, se ha concentrado, con los ojos de determinación que helaban a un continente y hacían arder al otro en la Ryder. Ha sacado las uñas, la garra, la convicción, la lucha y las horas de entrenamiento, por momentos parecía que lo iba a conseguir una vez más. Pero no ha podido ser, se ha quedado todo en lo que se quedó en la calle del hoyo 15 del Augusta National en el 86 cuando después de enfriarse esperando un rato, su bola caprichosa se fue al lago y se esfumaron las posibilidades de ganar su tercera “chaqueta verde”. Es una de las cosas que nos ha enseñado Seve: no siempre se puede ganar, solo puedes intentarlo hasta el final, con uñas y dientes, como si tu vida dependiera de ello.

Para quien pueda pensar que todo lo que ahora se cuenta de Seve no es más que retórica exagerada tras la muerte de un gran deportista puede tirar de hemeroteca, repasar como se enfrentó al triunfo y al fracaso en el golf y en la vida, como afrontó la debacle de su carrera competitiva, sus primeras palabras en el hospital después de las operaciones. Recuerdo que siempre decía que él no vivía para ganar, sino que lo que le daba la vida era la lucha, el camino, estar en la pomada el domingo por la tarde, pasara lo que pasara después.

Solo tuve el honor de verle personalmente dos veces, ni que decir tiene que me temblaban las piernas. Cuando Severiano entraba en una habitación era como si el universo se concentrara en él, y el tiempo se detuviese, era magnético. La segunda vez pude reunir el valor en el aeropuerto de Barajas de pedirle un autógrafo que conservo guardado como un tesoro. Pensé que la forma más apropiada en la que desde este blog podíamos homenajear a Seve, siguiendo nuestra línea, era hacer un análisis de su swing, pero creo que es mejor dejar la grandeza de la mejor mano derecha de la historia del golf en la memoria colectiva.

Mi ídolo se ha ido de la vida como se fue del golf, como un gladiador, peleando, mirando a la vida de frente, con los dientes apretados y, por si fuera poco, de azul marino.

¡Hasta siempre, inspiración y maestro! Muchas gracias por todo.

A continuación os ofrezco algunas cosas sobre Seve que creo que son interesantes.

P.D: Alguien ha comentado en internet que todo esto puede ser porque Dios necesitaba una clase de juego corto. Espero que la disfrute y que aprenda del mejor.