martes, 5 de abril de 2011

La evolución del swing de Tiger Woods (Preámbulo)

Hace poco publicaba la revista GolfDigest una sucesión de fotos que mostraba la evolución del swing de Tiger Woods desde la adolescencia hasta ahora. Añade también algunas reflexiones de los distintos profesores que ha ido teniendo por el camino y que defienden las características del swing que ha desarrollado bajo la supervisión de cada uno de ellos. En esta entrada vamos a hacer un análisis, sin entrar en mucha profundidad, de las distintas etapas y qué hay realmente detrás de tantos cambios a lo largo de los años:

 




Tiger Woods es, de todos los mejores golfistas de la historia, el que más ha cambiado la forma de realizar el movimiento durante su carrera. Lo primero que cabe señalar es que ha corrido unos riesgos notables, ¡chapeau!. No son pocos los golfistas que se han perdido por el camino intentando cambiar su swing, muchos de los cuales no han sido capaces de recuperar nunca un nivel de rendimiento siquiera parecido al que tuvieron antes. Se me vienen, a bote pronto, a la cabeza los nombres de David Duval, Seve Ballesteros o Ian Baker-Finch, a quien la imposibilidad de adaptarse a los cambios que quiso introducir en su swing tras ganar el Open Británico le llevó incluso a retirarse de la competición del golf profesional. Valga esto como muestra del enorme valor que tiene lo que ha hecho Woods a lo largo de su carrera. Muchos le tachan de kamikaze y puede que, en cierta forma, no les falte razón.

Bajo mi punto de vista cabe la posibilidad de que Tiger sea el golfista con más talento que haya pisado la faz de la Tierra. Un atleta con unas capacidades físicas y mentales que nadie había tenido antes de que él llegara y que probablemente tarden en verse en alguien después de su marcha. Durante años hemos visto a Tiger pegar más largo que los demás, controlar la bola mejor que los demás, hacer golpes de recuperación mejores que los de los demás, tener un juego corto mucho mejor que el de los demás y patear a años luz de todos los demás.

El problema que se le presenta a alguien que sistemáticamente es mejor que todos sus competidores es mantener la motivación. Tiger aprendió a mantener la motivación olvidándose de todo lo que le rodeaba y concentrándose en ser mejor que el único golfista sobre la Tierra que le podía plantar batalla, él mismo. Cuando era aún un niño le prometió a su padre (que ya sabía de qué material estaba hecho su hijo) que no dejaría de jugar al golf y de entrenar y de intentar mejorar hasta que no fuese capaz de hacer 18 bajo par en una vuelta de golf (imposible por ahora). Esto, que puede parecer una tontería de infancia, esconde la clave de la carrera de Tiger. Ha intentado siempre ofrecerse a sí mismo una versión siempre mejorada de sí mismo, batirse a sí mismo, por así decirlo. Ese era su reto, lo que le motivaba para levantarse cada mañana y pasarse jornadas maratonianas de entrenamiento en solitario, intentar ser cada día mejor utlizándose a él, y sólo a él, como vara de medir.

Es por todo esto que Tiger ha moldeado, retocado y cambiado completamente su swing a lo largo de los años, para intentar obtener siempre mejores resultados.

En los próximos días, desde aquí vamos a intentar hacer un análisis de los cambios desde el punto de vista técnico, mayoritariamente descriptivo, sin entrar a valorar qué nos parece mejor y qué nos parece peor. Ya se encarga el propio Tiger de eso.

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